domingo, marzo 25, 2012

El principio del fin


Sangre.  Sangre por todas partes. Sangre que se arremolina por el suelo, que resbala por las escaleras de piedra, alejándose de su antigua propietaria y que traza extraños patrones, dibujando una espiral. Sangre que no solo lleva consigo la vida de su dueña, tendida a pocos pasos a los pies de un altar de piedra, sino que lleva también desgracias y miles de muertes: el fin de una era. El fin del mundo. 

Silencio. Silencio atronador, cargado de dudas y de miedos, de triunfo y de derrota, mientras contemplan lo que han hecho sus manos. Susurros que lo quiebran, que destruyen la esperanza, que desvelan la traición y la derrota. Palabras que resuenan en una mente tribulada: Lo has hecho. El peso de sus actos, aunque inconscientes, lo derriba. Lo has liberado.

Golpes. La puerta se abre, mientras la sangre sigue su curso, dibujando y liberando lo que nunca debió ser liberado. De pronto todo sucede muy deprisa. Traición, grita su mente. Venganza, clama su sangre. Un solo gesto, retenerla con sus manos, y ambos pueden ver la luz que brilla por un instante para luego extinguirse, la desaparición de la traidora. El golpe de su cuerpo contra el suelo.

Miradas que se cruzan. Terror, revulsión, miedo. Acusaciones mudas que vibran en el aire. Dos palabras.

-Lo siento.

Luz. Comienza en el centro, lo inunda todo junto con un zumbido. Luz brillante que traerá las Tinieblas. Manos que se buscan, que finalmente encuentran el brazo ajeno en un vano intento de confort.

-Viene.

Sangre. Silencio. Luz. El Principio del Fin.

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